Cuando se inicia un tratamiento de fertilidad, esperamos participar completamente en el proceso, lograr el embarazo con nuestros propios óvulos; sin embargo, en el camino nos encontramos con diagnósticos que nos dicen que no puede ser así.
Se sabe que la edad es un factor importante; las mujeres mayores de 40 años ya no producen suficientes óvulos o no son de buena calidad, situación en la que se recomienda aplicar la ovodonación. Asimismo, este tratamiento, es recomendado a damas con menopausia precoz; baja reserva ovárica; fallas de implantación; ante la existencia de alguna enfermedad genética o cromosómica.

¿Qué hacer si no podemos lograr el embarazo con nuestros propios óvulos?

Ante esta realidad, la ovodonación o FIV con óvulos donados, es una de las técnicas de reproducción asistida con mayores probabilidades de éxito. El cual da la oportunidad a pacientes que no puedan tener embriones propios logren el embarazo.
Este éxito se debe a que los óvulos donados provienen de mujeres entre 20 – 25 años, y que han pasado por evaluaciones exhaustivas, tanto físicas como psicológicas, sin antecedentes de enfermedades hereditarias y, en completo anonimato.
Estos óvulos son fertilizados con el semen de la pareja mediante fecundación in vitro, al obtener los embriones, estos son implantados en el útero de la receptora; previamente preparado para poder realizar la transferencia embrionaria.

No obstante, algunas mujeres aún sienten dudas respecto a si él bebé que lleva en el vientre, se parecerá a ella, ante esta situación, el Dr. Roly Hilario, infertólogo de la Clínica Procrear, menciona que “al implantarse el embrión en el útero de la esposa, al nacimiento tendrá el ADN del esposo, pero no el ADN de ella. Sin embargo, la epigenética, permite que la pareja participe en el desarrollo e identidad de su bebé”.

En la ovodonación existen dos circunstancias que favorecen el parecido entre la madre y el bebé, una, es que las donantes tienen características físicas muy similares a la futura mamá, y otro, es la epigenética; donde el ambiente uterino en el que se desarrolla el embrión puede activar o desactivar genes, por lo que podemos decir, que cada bebé es como es, debido al ambiente en el que se ha desarrollado desde el mismo momento de la concepción.

A la emoción de ver crecer la familia, se añade la de encontrar que nuestros hijos sean parecidos a nosotros, tanto física como espiritualmente. Y con la epigenética, existe la posibilidad de aportar en el desarrollo de su hijo, así como en su salud.

En la Clínica de Fertilidad ProCrear, sabemos que cada paciente necesitará un tratamiento según el diagnóstico de su Chequeo Ginecológico de Fertilidad, por lo que contamos con el apoyo de los especialistas y la asesoría oportuna; además del área de psicología, quienes podrán aconsejarte hacia el camino de tu ansiado embarazo, solicita información y da el primer paso.