La mujer nace con un número ya determinado de óvulos para toda la vida, cercana a 2 millones. La formación de óvulos su actividad ovárica, se inicia en su 12ª semana de gestación y finaliza alrededor del quinto mes de embarazo, por lo que la mujer dispone de una “reserva ovárica” limitada.
Desde el nacimiento, cada día, cada segundo, se van perdiendo óvulos. Con la primera menstruación comienza la ovulación. Cada mujer tendrá a lo largo de su vida unas 400 ovulaciones. Es decir, se ovularán sólo 400 óvulos de los 2 millones que hubieron al nacimiento; el resto se degradan sin llegar a madurar y ovular. El máximo periodo de fertilidad en la mujer es entre los 18 a 25 años aproximadamente. A la menopausia solo llegan unas decenas de óvulos.
Por ello, es muy importante para emitir un pronóstico y orientar adecuadamente los tratamientos de fertilidad, conocer la reserva ovárica porque a mayor edad, hay una menor reserva ovárica y peor calidad ovocitaria y como consecuencia, disminución de la fertilidad y un aumento del número de abortos y malformaciones fetales. La respuesta a las hormonas estimulantes en la fecundación in vitro, también depende de la reserva ovárica de la que partimos.
Estimar la reserva ovárica es fundamental: una ecografía transvaginal para ver el ovario (descartando que no haya quistes hormonales), y medir en sangre la hormona antimülleriana, que refleja con bastante fidelidad el “almacén” de óvulos con el que cuenta la mujer que nos consulta.
En Perú, PROCREAR fue la primera clínica en utilizar la hormona antimülleriana en el año 2011 como medida de reserva ovárica.