VISIÓN DE LA INFERTILIDAD MASCULINA

Lic. Maira Rodriguez, Psicóloga de la Clínica de Fertilidad ProCrear

La infertilidad es un problema que afecta por igual a hombres y mujeres. Suele diagnosticarse luego de un periodo de 12 meses de sostener relaciones sexuales sin ningún tipo de método anticonceptivo.

En nuestra sociedad, donde el machismo está tan arraigado, es la mujer a quien se le echa la culpa de la infertilidad cuando el ansiado embarazo no llega; sin embargo,  se conoce que un 40% de los casos de infertilidad en la pareja se debe a problemas del hombre.

Cuando la pareja decide hacerse los exámenes correspondientes y los resultados arrojan que es el hombre el que tiene un problema físico y que por ello se crea la dificultad para procrear, es el varón quien recibe la noticia con gran impacto emocional, esto debido a que en la sociedad, la fertilidad y la masculinidad están estrechamente relacionadas. Es por esto que el hombre tiende a sentirse con una gran culpa cuando no puede cumplir la función de reproducción. Esta situación afecta a su equilibrio emocional, generándole estrés, tristeza o irritabilidad.  En ocasiones, el varón también sentirá angustia y perderá seguridad en sí mismo, con sentimientos de inutilidad. Por ello, su autoestima puede sufrir una alteración, pero esto no es muchas veces expresado, por la misma educación que se le da al hombre desde niño. De hecho, algunos suelen pensar que no son suficientemente buenos para su pareja puesto que no son capaces de darle lo que necesitan. Si estas emociones no se manejan asertivamente, la pareja puede llegar incluso a la separación pues habrá mucha tensión entre ambos y las discusiones se volverán cotidianas.

Por ello, lo más adecuado sería decir que ambos viven el problema de la infertilidad, después de todo es la pareja quien ha decidido tener un hijo y esta responsabilidad es compartida en porcentajes similares. Por eso se recomienda tener presente que en una pareja comprometida y madura, la infertilidad de uno de los miembros de la pareja realmente es un problema de dos. Es fundamental que la comunicación sea fluida y usada de forma asertiva ya que al compartir las emociones y los pensamientos sobre las dificultades por las que pasan, estrecharán los lazos en la pareja haciéndola más sólida, y manteniendo el equilibrio emocional de ambos, lo cual es muy importante dentro de un tratamiento de fertilidad.

Si este problema persiste, la pareja debe dialogar. Si al hombre se le dificulta la aceptación de su problema es recomendable asistir a un asesoramiento psicológico para poder desarrollar herramientas que lo ayuden a su adaptación más rápida.