Lic. Karla de la Cruz, Psicóloga de la Clínica de Fertilidad ProCrear

Todas las personas son influenciadas por la sociedad en donde viven, a través de la sociabilización aprendemos que es lo que debemos hacer, que es lo aceptado y que cosas no lo son.

El primer grupo de sociabilización es la familia, los primeros años de vida son muy importantes, y dependiendo de estilo de crianza que hayamos tenido, se va formando nuestra personalidad, generalmente aprendemos por imitación, o por asociación; por ejemplo, si vemos que nuestro entorno (padres) son personas agresivas, violentas, es probable que entendamos a esa forma de actuar como lo que es adecuado, lo que normalmente se hace. Por lo contrario, si recibimos una crianza llena de facilidades y sobreprotección, entendemos que el mundo funciona así, al menos en los primeros años de vida.

Sin embargo en la segunda sociabilización, que se da en la escuela, aprendemos nuevas formas de comportamiento. Adaptamos lo que ya sabíamos de nuestros padres a las nuevas reglas del ambiente académico, y la cercanía de nuestros grupos compañeros de salón. Otro factor importante para nuestra sociabilización, son los medios de comunicación que nos muestran; por ejemplo, en la forma de vestir, en los géneros musicales, en corrientes políticas, información en general para nuestras vidas, gracias a los medios de comunicación vivimos en un mundo globalizado.
Cuando encendemos el televisor, navegamos en internet o solo ojeamos una revista, aparecen anuncios de la visión que se tiene del hombre y de la mujer. Muchos de estos anuncios tienen un componente sexista, lo cual tenemos interiorizado. Por ello, lo vemos como natural, sin ánimo de cuestionar pero ¿qué tanta influencia esta información en la crianza de los hijos?

Todos estos anuncios obedecen a estereotipos ya asignados desde hace muchas décadas, por un sistema heteronormativo. En un estudio realizado a 196 niños y 167 niñas entre 7 y 13 años y sus padres (145 padres y 213 madres), se centra en la fuerza de los estereotipos y la importancia de una educación igualitaria real para el desarrollo, en particular, de las hijas. Una educación sexista afecta a las niñas hasta el punto de determinar su futuro y sus aspiraciones sociales y laborales, convirtiéndolas en mujeres conformistas y sumisas.

Toni Schmader, profesora de psicología en la Universidad de British Columbia (Canadá) explica “los padres y la propia cultura siguen reforzando los roles de género tradicionales femeninos y los masculinos”.

Como señalé líneas arriba, aprendemos por imitación, entonces si vemos que solo mamá para más tiempo en casa y hace las tareas del hogar, mientras papá pasa tiempo fuera de casa, se va instaurando un modelo para la mujer y el hombre. No obstante, recalquemos que del estudio mencionado, el comportamiento de las niñas está más influenciado por el padre que por la madre. Así pues, las niñas que crecen con un modelo familiar igualitario y un entorno no sexista, muestran intereses más amplios y menos estereotipados, mientras que las niñas que crecen con un modelo de padre sexista se sienten atraídas por los juguetes “para niñas” o los programas de televisión “para niñas”.

Pero el comportamiento sexista del padre también influye en todos los aspectos de la vida de sus hijos determinar la carrera que escogerán sus hijos en el futuro, en el caso de las mujeres se sentirán menos atraídas por las carreras de ciencias como informática o matemáticas, esto viene condicionado una vez más con la poca amplitud de intereses que suelen tener estas niñas.

Una familia tradicional y patriarcal, donde el mayor estatus lo tiene el hombre tiene mucha influencia en la crianza y por ende en el desarrollo de los hijos. Por el lado de la niña es menos favorecida.

Está en tus manos decidir qué tipo de crianza le das a tus hijos.
¿Deseas tener niñas conformistas y sumisas o niñas que deciden ser independientes y con interés amplios que puedan disfrutar de su libertad al igual que los varones?