Los óvulos son esas pequeñas células femeninas, protagonistas de la reproducción, causante de disgustos o penas, pero sobre todo de grandes alegrías. Gracias a ellas, como a los espermatozoides el ciclo reproductivo puede dar una nueva vida.
El proceso de ovulación se da en la adolescencia, cuando se empieza a menstruar, alrededor de los 11 años, terminando aproximadamente a los 50 junto a la menopausia. Los óvulos que maduran son expulsados durante el ciclo menstrual, cada 28 días; en algunos casos este tiempo puede variar, cuando no existe fecundación se da paso a la menstruación, de haber procreación, se da el desarrollo del embrión, el cual se implantará en el útero.
Las mujeres que se realizan tratamientos de reproducción asistida, deben recibir una estimulación ovárica para conseguir una cantidad óptima de ovocitos y tener mayor opción de éxito. Pero bajo esta premisa, existen preguntas cómo, si es mejor tener mayor cantidad de óvulos, así sean malos o tener pocos de gran calidad.
Ante esa duda, debemos mencionar que tanto calidad como cantidad son importantes, pero es fundamental que el óvulo sea de calidad, ya que, de lo contrario no podría realizarse una buena implantación o de lograrse el embarazo en el proceso podría perderse.
Evidentemente una mayor cantidad de óvulos nos da la probabilidad de tener más embriones y que estos sean viables, elevando el éxito del tratamiento, sin embargo, no solo se trata de extraer la mayor cantidad de ellos. Otro aspecto a resaltar, es que la cantidad de gametos extraídos no serán los mismos números de embriones, no todos logran madurar correctamente.
En términos de calidad, podemos decir que el óvulo perfecto es aquel que cuenta con características morfológicas o estructurales adecuadas, además de estar genéticamente bien. De haber alguna alteración en su estructura, este puede ser detectado, determinando la existencia de una menor calidad ovocitaria. Por otra parte, lo que afecta a gran magnitud a los gametos es la edad de la mujer, pues con el tiempo la carga genética influye mucho, sin embargo, aun así puede tener una morfología normal.
En el procedimiento de fecundación in vitro, se evalúa la calidad de los óvulos, actualmente existen técnicas como el diagnóstico genético preimplantacional, que determina las alternaciones genéticas y cromosómicas en los embriones antes de la implantación uterina, evitando enfermedades hereditarias y posibles abortos.
Aquellas mujeres que tengan una baja calidad o menor cantidad de óvulos, pueden recurrir a la donación de óvulos, situación donde las donantes se encuentran entre 20 – 25 años, edad en la que se obtienen óvulos de gran calidad, previo a evaluaciones exhaustivas, tanto físicas y psicológicas, elevando el éxito del tratamiento.
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