Durante  mucho tiempo se pensó que los bebés nacidos a través de la Fecundación In Vitro (FIV), llamados “bebés de oro”, tenían ciertas características diferentes respecto a los fecundados en el vientre materno, sin embargo, la ciencia demostró que no existen diferencias sustanciales que influyan en el desarrollo cognitivo y psicomotor de los niños.

Actualmente las técnicas de reproducción asistida mejoraron considerablemente. La tecnología y los avances científicos permiten que cada día muchas mujeres puedan cumplir el sueño de ser madres, esto se refleja en el aumento de las tasas de embarazo a través del método FIV.

Los “bebes de oro”, denominados así porque sus padres consideran que su llegada al mundo es el asunto más importante de sus vidas, tienen mucho amor y protección. Son deseados, cuidados y amados desde lo más profundo de su ser, pues concebirlos es el anhelo más grande para sus progenitores.

No obstante, debido al método de cómo fueron concebidos, los padres creen erróneamente que los niños presentarán alteraciones en su desarrollo físico y mental, en relación a los niños que nacieron de forma natural, hecho que resulta refutable.

En contraste, se demostró que tanto los niños nacidos por FIV y los niños fecundados en el vientre, presentan en igual medida el riesgo de contraer defectos congénitos. Además, sobre sus habilidades sociales, los bebes de oro tienen mejor desarrollo y buenas relaciones familiares.

En ese sentido, el proceso de Fecundación In Vitro permite realizar estudios para reconocer posibles anomalías genéticas, las cuales pueden ser detectadas antes de la transferencia del embrión al útero de la mujer. Por ello, en la Clínica Procrear estamos dispuestos a brindarte la mejor asesoría en fertilidad.