El hidrosalpinx es una de las alteraciones más comunes de las trompas de Falopio. Es caracterizado por la obstrucción y acumulación de líquido en uno o ambos de sus extremos, haciendo que estas se dilaten, impidiendo su funcionamiento, en consecuencia, el óvulo no puede ser alcanzado por los espermatozoides, imposibilitando la fecundación.
Las trompas uterinas cumplen una función importante en el sistema reproductor de la mujer. Puesto que se encargan de comunicar a los ovarios con el útero; además de ser el lugar donde se une el óvulo con el espermatozoide.
No obstante, para que la implantación se produzca y se logre el embarazo, las trompas deber estar permeables, es decir, no deben tener adherencias. La presencia de estas obstrucciones dificulta el traslado del blastocisto, siendo este un problema de infertilidad.
Esta afección no suele causar síntomas, haciendo difícil su diagnóstico hasta cuando se presentan problemas de infertilidad. Sin embargo, algunas mujeres pueden sentir dolor pélvico, que puede aumentar con la menstruación.
¿Cómo puedo detectarlo?
La hidrosalpinx puede detectarse a través de un chequeo ginecológico por fertilidad, mediante la ecografía transvaginal, donde se puede observar la acumulación del líquido dentro de las trompas. Asimismo la cirugía laparoscópica, procedimiento mínimamente invasivo, en el cual se introduce una cámara para examinar las trompas uterinas, puede detectarla.
¿Qué puede causar hidrosalpinx?
Su aparición puede ser a causa de:
– Infecciones crónicas de las trompas de Falopio, originadas por ETS, tales como la clamidia.
– Cirugía abdominal previa, una operación en las trompas o cerca a estas puede causar adherencias.
– Antecedentes de embarazos ectópicos.
– Tuberculosis genital.
Cuando se busca el embarazo y se tiene hidrosalpinx, se debe determinar qué tipo es, ya que existe la hidrosalpinx unilateral, que afecta a una sola trompa, donde si es posible lograr la concepción de forma natural y, también la hidrosalpinx bilateral, donde ambas trompas están comprometidas.
En este último, será necesario recurrir a la fecundación in vitro, evitando el funcionamiento normal de las trompas de Falopio; sin embargo, el líquido acumulado en ellas, es tóxico para los embriones y dificulta su implantación en el útero. Por lo que se recomienda realizar una histeroscopia para hacer una oclusión tubárica o en su defecto una cirugía laparoscópica donde se retiren las trompas.
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